Cómo leer para estudiar
- Pandi Tips
- 27 mar 2020
- 10 Min. de lectura
Mucha de la información escrita que consumimos en nuestro día a día es solamente superficial, mensajes de texto, publicaciones de Instagram o Twitter, cadenas en Facebook; cosas interesantes pero sin importancia. Por esto puede que no prestemos demasiada atención a cómo llevamos a cabo el proceso de leer y almacenar información.
Cuando nos proponemos leer para estudiar, la cuestión cambia. Todos los profes de lengua hablan de "lectura comprensiva". ¿Pero qué quiere decir esto?
Una de las dificultades más frecuentes en los estudiantes de nivel secundario es en la compresión lectora y el resumen de textos. ¿Cómo identificar las palabras clave cuando no están señaladas en el texto con negrita o alguna otra tipografía? ¿Cómo me doy cuenta de qué es importante y qué puedo descartar al momento de realizar un resumen?
Lectura comprensiva quiere decir que al leer uno esté más atento a la información que nos brinda el texto y verdaderamente podamos entender de qué se trata y retener esa información.
Empecemos por el principio, la concentración
¿Alguna vez te preguntaste en qué momentos te resulta más fácil leer atentamente y bien concentrado?
Es importante que generes un espacio que invite a la lectura. Un lugar donde puedas relajarte, donde estés cómodo, donde no haya ruidos molestos o distracciones. Lo ideal es leer sentado y en un ambiente tranquilo y bien iluminado. Podés poner música instrumental de fondo (que no sea ni muy tranquila como para dormirte, ni muy estridente como para alterarte).
Acá te dejo una lista de reproducción perfecta para tus sesiones de estudio.
(Si no tenés Spotify, también podés escuchar la radio en Youtube)
¿Interesante o aburrido?
Cuando una tarea absorbe por completo nuestra atención, todos nuestros sentidos se enfocan en ello, pareciera que el trabajo se hace solo, que todo "fluye". Pero esa lectura fluida no se da por igual con todos los textos. Quizá te cueste menos leer algo que te parezca más interesante; y, al mismo tiempo, un texto de un tema que te resulte aburrido o complicado puede sentirse eterno aunque sean sólo 2 páginas.
El truco consiste en encontrar un equilibrio entre la dificultad, la exigencia y el interés. Si la lectura es demasiado fácil, nos aburrimos y perdemos el interés. Si el desafío es demasiado exigente y la información nueva resulta muy complicada, nos frustramos y abandonamos.
Dividir la tarea de lectura en varias partes es una forma de lograr que todo "fluya".
Leer con las pilas bien puestas
Esto es muy simple: Leer cuando uno está cansado es mucho más difícil que si lo hiciéramos cuando estamos energizados. La atención, la capacidad para concentrarse y la motivación para leer varían a lo largo del día. Por eso es recomendable que busques el momento del día donde te sientas más listo para leer. En mi caso, es bien temprano a la mañana, mientras desayuno ya que en este momento mi cerebro está recién descansado y todavía no hay nada de la rutina diaria que ocupe espacio mental. Algunas personas prefieren leer luego del almuerzo, cuando el día se toma un recreo y pareciera que esas primeras horitas de la tarde son las más tranquilas. Otros, preferirán leer de noche, justo antes de irse a dormir porque es cuando más relajados están una vez terminado el día. Encontrá tu momento y utilizalo siempre para la lectura.
La importancia de las pausas
No importa el momento del día que elijas para leer, es esencial que detectes cuándo tu cerebro te pide que pares. Algunos pueden concentrarse sin problemas por hasta 90 minutos. Pero no te sientas mal si necesitás frenar a los 30 o a los 15 también. Si sobreexigís a tu cerebro, todo el tiempo que le hayas dedicado a la lectura será en vano si al final de la sesión no te queda nada de lo leído.
¿Cómo detectamos que necesitamos una pausa? Por lo general, cuando empezás a bostezar, cuando sentís hambre o sed, cuando te das cuenta de que no le prestaste nada de atención a ese último párrafo que acabás de leer.
En esos momentos, frená. Estirá las piernas, los brazos, caminá un poco, tomá un vaso de agua. Date un ratito para despejarte y volvé. Si fuera necesario, una siesta potente de 12 a 20 minutos puede ayudarte a recargar las energías (pero no te pases de 20!)
En resumen:
· Creá un espacio de lectura que invite a la concentración.
· Evitá todo aquello que pueda alterar la lectura o distraerte.
· Adoptá una postura cómoda
· Asegurate de estar sentado y que tengas buena iluminación.
· Escuchá música instrumental mientras leés para mantener el ritmo.
Siguiente, leer por partes
Para una mejor comprensión del texto, es aconsejable leerlo varias veces. Pero esto no significa que vayas a leer desde la primera hasta la última palabra de corrido en todas las ocasiones.
Antes de empezar a leer
Lo primero que debemos hacer antes de empezar a leer es tener a mano un cuaderno de apuntes y un diccionario. De esta manera vamos a estar listos para anotar nuestros pensamientos y opiniones sobre lo leído, así como transcribir palabras importantes; y ningún pasaje nos tomará por sorpresa por desconocer alguna palabra.
Incluso antes de leer el primera párrafo ya podemos hacernos algunas preguntas: ¿Qué sé de antemano sobre el texto y su autor? ¿Qué conocimientos previos tengo sobre este tema? ¿Cuál es mi objetivo al leer este texto? Anotá todo en tus apuntes.
Primera lectura
En tu primer acercamiento al texto, no tengas miedo de leer sólo las partes que capten tu atención, es probable que haya una razón detrás de esto.
Preguntate y anotá qué pasajes del texto te llamaron la atención y por qué te parecen importantes. Al leer, concentrate en este pequeño instinto y vas a estar un paso más cerca de hacer una lectura comprensiva.
Obstáculos en la primera lectura
La lectura lineal
Muchas personas tienen la idea de que un texto hay que leerlo de principio a fin y esa es la única forma de hacerlo. Hay textos que no están construidos de esta manera (como los artículos de divulgación científica) y se pueden leer con otra metodología. Como dijimos antes, tomate la libertad de leer estos textos en diagonal o empezando por las partes más atractivas.
Leer textos académicos según te apetezca puede parecer caótico o antinatural, pero hojeando el texto podrás orientarte y encontrar dónde están los puntos de conexión entre tus conocimientos previos y la nueva información.
Demasiada atención al detalle
Es habitual que al leer vuelvas hacia atrás para entender mejor una frase que te parezca un poco confusa. Pero quizá aún no sea posible comprenderla ya que puede faltar información que vendrá más adelante. Además de esta "regresión" otro hábito que entorpece la lectura es la excesiva atención al detalle. Nos detenemos en cosas poco importantes que nos impiden tener una visión clara del tema general.
Incluso saltando grandes partes podemos obtener suficiente información a través de títulos, subtítulos y palabras clave como para saber de qué se trata el texto. Un vistazo rápido al texto debería ser suficiente para poder extraer la idea principal.
Leer en voz alta
De chiquitos aprendimos a leer pronunciando cada palabra y muchas personas continúan haciéndolo aún de grandes. No obstante, mover los labios ralentiza el ritmo de lectura y hace que la tarea se extienda más de lo deseado.
Si bien esta práctica es aconsejable como técnica de estudio, sólo es aplicable a ciertos momentos en los que la lectura no es comprensiva sino memorística. Por supuesto que hay situaciones en las que leer en voz alta representa una ventaja, por ejemplo, al leer textos en lengua extranjera o al aprender vocabulario nuevo. Pero al estudiar textos de dificultad media ya no es necesaria esta práctica.
Pronunciá en voz baja sólo las palabras clave, no toda la frase.
Aumentá la velocidad de lectura
Ampliá el campo de visión. Otro hábito que tenemos es el de leer de a una palabra a la vez. El ojo humano es capaz de abarcar con la mirada entre 6 y 8 palabras. Intentá mirar los renglones de forma global y no concentrarte tanto en cada palabra. Así serás capaz de captar frases completas y entender mejor la idea de lo que estás leyendo. Es muy probable que podamos inferir el resto de una frase o párrafo sin tener que leerlo hasta el final.
Sobrevolar y focalizar
Como dijimos anteriormente, al mirar un texto "por encima" ya podemos detectar cierta información clave que nos ayuda a crear un "mapa" del contenido.
Para descubrir mejor esta información, te dejo una pequeña guía de cómo sobrevolar el texto.
Hacete estas preguntas:
¿Qué? (objetos, hechos, situaciones).
¿Quén? (nombres de personas o personajes).
¿Dónde? (lugar)
¿Cuándo? (fechas, horas, épocas)
¿Cómo? (los verbos son la clave de una acción y nos revelan lo que sucede)
Focalizar en el texto nos permite encontrar información específica. Las guías incluidas en
los libros son muy útiles para esto (tabla de contenidos o índice, glosario, anexos)
Acá te dejo algunas formas de sobrevolar y focalizar la lectura.

En resumen:
· No es necesario que leas de forma lineal (todo de corrido).
· Leé hacia adelante, no vuelvas hacia atrás
· Leé con los ojos, no con la boca.
· No leas tan de cerca, ampliá el campo de visión.
· Sobrevolá y focalizá para captar información clave.
Tercera parte, leer por capas
Muchas veces estaremos frente a textos complejos, con mucha información nueva y vocabulario especializado que no podremos simplemente leer una vez y asimilarlo con tanta facilidad.
Por eso, es preferible leer los textos varias veces (la primera, de forma superficial) e ir consiguiendo una comprensión más profunda con cada capa de lectura.
4 ventajas de leer por capas:
1. Esqueleto: como dijimos antes, en la primera lectura superficial creamos un "mapa" del texto y es gracias a esto que luego podemos hacer una segunda o tercera lectura para consolidar detalles o información clave.
2. Conexión: la nueva información podrá conectarse con conocimientos previos.
3. Profundidad: con cada nueva etapa de lectura la información comienza a consolidarse, cobra sentido y es asimilada.
4. Retención: con esta metodología no se aborda el texto con la intención de "estudiarlo" desde la primera lectura, sino que se va apropiando con cada lectura.
Quien lee en varias instancias, llega a comprender un tema paso a paso. Cada capa se trabaja por separado y el conocimiento se fija más profundamente en el cerebro con cada repetición.
Capa 1: el contexto
Tomá un texto, leé todos los paratextos. Títulos, subtítulos, epígrafes, textos adicionales, anexos. Leé por encima el índice de contenidos y sobrevolá las páginas. Lo más importante antes de pasar a la lectura concreta es familiarizarse con el texto, su diseño, estructura y contenidos.
En esta capa, tomá nota de tus primeras impresiones: ¿Te gusta? ¿De qué trata? ¿Entendés las palabras del autor al sobrevolar el texto? ¿En qué contexto surge esta lectura? ¿Qué aspectos del texto te parecen interesantes y por qué? ¿Ya podrías eliminar algunas partes de forma mental? ¿Cuánto tiempo querés dedicarle a esta lectura?
Capa 2: visión general y puntos de referencia
En esta etapa vamos preparar puntos de referencia para que la información empiece a fijarse en el cerebro y para que sea más fácil procesar lo leído. Hojeá el texto y sobrevolá los primeros párrafos. Marcá con cuidado las partes que vayan llamando tu atención (es mejor si en esta capa usás lápiz en lugar de un resaltados). Buscá en el diccionario las palabras que desconozcas, consultá en Internet conceptos que sean más amplios, utilizá diferentes fuentes de información relacionada con el tema para acompañar esta lectura.
En los márgenes o en un cuaderno, anotá de 2 a 4 preguntas que te vayan surgiendo, ya sea para investigarlas o para consultarle a tu profe.
Capa 3: conocer el texto
Un texto también puede entenderse "desde atrás". En esta capa, pasá por alto las partes que te resulten más difíciles de comprender, ya que es probable que, a medida que avances en la lectura, vayas descubriendo su sentido, logres terminar de entender por contexto o de explicaciones adicionales. No te preocupes por no leer todo el texto de corrido, para eso quedan más etapas de lectura.
Capa 4: anotación
En esta etapa, volvé a leer, pero esta vez para resaltar las marcas realizadas con precaución anteriormenete. Revisá si tus marcas iniciales siguen siendo relevantes, si deberías marcar otra parte del texto o resaltar las palabras clave. Podés utilizar tantos colores como quieras, siempre que les asignes una referencia. Acá te dejo un ejemplo de cómo podés usar los marcadores para señalar información específica en un texto.
Por último, el resumen
Ahora sí, en esta última etapa vamos a "achicar" el texto para luego poder fácilmente procesarlo de forma activa. Hacer un resumen de lo leído sirve para clarificar y simplificar el contenido del texto. Al comprimir el texto conseguimos tener un a visión panorámica del tema. Las inseguridades desaparecen cuando podés expresar con tus palabras lo que acabás de leer.
Hay muchas formas de resumir un texto y cada persona tiene su método propio, pero acá te dejo algunas técnicas para que pruebes y encuentres la que más te guste.
El extracto personal:
Este es un método variado y bastante completo para resumir textos. Para ello usá un esquema fijo (siempre el mismo) y anotá:
· Título, autor y fecha de publicación
· Trasforndo. Es decir, ¿cuál es el motivo o el objetivo de esta lectura?
· Panorama general. ¿De qué se trata? ¿Cuál es el tema principal?
· Detalles intersantes. Citas, gráficos, hechos que resalten por sí solos,
· Conclusión / lección aprendida o idea para poner en práctica.
Procesamiento gráfico:
Estos métodos se recomiendan para reproducir el texto de forma concisa en lugar de continuar trabajando sobre él. Algunos tipos de procesamiento gráfico:
· Mapa mental: escribí el tema en el centro de una hoja y comenzá a dibujar en forma de ramificaciones diferentes subtemas y palabras clave. Una variable es conectar diferentes puntos en grupos de nubes de contenido y ordenarlos estableciendo vínculos entre ellos.
· Diagrama de flujo: visualizá el contenido del texto con flechas que se desligan de cada fragmento importante hacia el siguiente con un criterio consecutivo.
· Tablas y cuadros comparativos: son útiles para cuando se presentan conceptos que comparten características pero que se distinguen por algunos detalles.
· Memorándum breve o conclusión personal: escribí en 3 o 4 frases qué te quedó del texto luego de leerlo. ¿Qué aprendí de esta lectura? ¿Cuál era el núcleo del texto?. Esto resulta muy útil para cuando quieras retomar el tema en algún repaso posterior.
· Notas cronológicas: Especialmente útil para textos de historia y consiste en hacer un recuento de los hechos en el orden en el que se van sucediendo (si hay fechas, mejor).
· Instrucciones a uno mismo: Escribí en partes del texto qué te proponés hacer con esta sección. Por ejemplo, "resumir", "volver a leer a fondo", "preguntarle al profe", "citar en el TP", etc.
En resumen:
En la primera capa leé todo lo que acompañe al texto por fuera, los paratextos.
En la segunda capa, hacé una lectura superficial y fijá puntos de referencia para fijar información.
En la tercera capa, pasá por alto las partes más difíciles del texto y tratá de comprenderlas a través de su contexto o de explicaciones adicionales.
En la cuarta capa, revisá tus anotaciones e identificá qué partes del texto aún no te quedan claras.
En la quinta etapa, resumir el texto facilita procesarlo de forma activa y por objetivos.
Para terminar, unos últimos consejitos
Tené tus textos bien ordenados y donde puedas verlos bien para ser reutilizados cuando sea necesario. Organizalos por tema o por profesor.
Creá una pequeña biblioteca (física o virtual) con todo aquello que haya aportado algo extra a tu experiencia de lectura.
Contanos en los comentarios cómo leés para estudiar, cuáles son tus técnicas para extraer información y qué te gustaría mejorar en tu proceso de aprendizaje.



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