Lo que la cuarentena y el aislamiento me enseñaron sobre la motivación
- Pandi Tips
- 25 may 2020
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 6 ene 2022
Hola, soy Sol y mis tiempos de publicación son erráticos.
Pequeña aclaración antes de empezar... Todo lo que describo en este blog está basado en mi experiencia personal y mis opiniones, toda afirmación debe ser tomada como tal y no como absolutamente veraz.
Quizá alguien se sienta identificado con mi situación, otros no, todo bien. 👍🏻
Durante este tiempo de cuarentena y aislamiento social hemos tenido más que tiempo suficiente para hacer un poco de introspección, por lo cual ya no pudimos huir de nosotros mismos y no nos quedó otra que afrontar nuestras FODAs.
¿Qué son las FODAs?
Fortalezas
Oportunidades
Debilidades
Amenazas
En realidad ese es un tipo de análisis que se aplica a empresas, pero como he tenido mi buena cuota de reuniones institucionales, estas siglas se me vienen a la mente y me sirven para guiar un poco mi autocrítica (porque si todavía no te diste cuenta, de eso va esta entrada).
Ser autocrítico es importante para aprovechar nuestras fortalezas, descubrir nuestras oportunidades, taclear nuestras debilidades y afrontar posibles amenazas.
Y en tiempos difíciles se hace más complicado encontrar y acumular las ganas, la motivación, la inspiración para hacer cualquier cosa.
¿Qué es estar motivado?
Creo que hay un gran mito que nos rodea a todos, pero especialmente a aquellos que se dedican a hacer algo medianamente creativo; y ese es el de la motivación (o inspiración).
Y lo llamo mito porque creo que evoca aquellas musas de la antigua Grecia que eran quienes proveían a los afortunados de la inspiración para crear arte. Y esta idea de que es necesario "esperar" a que llegue la musa que te inspire para crear es un obstáculo para cualquier tipo de emprendimiento.
Sin embargo, hay otra cuestión que se combina con la idea de la motivación y que atenta contra el sano juicio y esa es la presión del concepto de productividad. Esta sensación que tenemos a veces cuando estamos mirando un video de YouTube o jugando un juego, o simplemente comiendo galletitas y tomando un té mientras miramos cómo los gatos juegan a la lucha libre.
"Deberías estar trabajando"; "Deberías estar haciendo la tarea". Y eso, lentamente se convierte en...
Productividad tóxica
Los medios de comunicación, la publicidad, las redes sociales, nos bombardean constantemente con esta idea de que "hay que ser productivos".
"Aprovechá tu tiempo", "Todo momento es el momento de hacer algo".
Pero, ¿y si no tengo ganas? Y ahí aparece el sentimiento de culpa por estar haciendo "nada".
No obstante, hay que comprender que nuestra mente, nuestra concentración, nuestras ganas, son como la batería del celu. Sólo podemos hacer tantas cosas que van consumiendo nuestra energía y eventualmente vamos a necesitar una recarga. Y a diferencia de nuestros celus, nosotros no podemos seguir funcionando mientras nos recargamos.
Necesitamos frenar, desconectarnos del trabajo y respirar. Recuperar energía y ordenar nuestras prioridades antes de que el trabajo nos consuma.
Pero si me detengo por mucho tiempo, me quedo atrás. Lo que lleva a la siguiente cuestión...
¿Presión externa o interna?
En realidad, nadie más que nosotros mismos nos presionamos. Incluso si nuestros padres u otra figura de autoridad nos insiste en que hagamos algo, al final de cuentas queda en nosotros dar ese primer paso y empezar a movernos.
Y también somos nosotros quiénes nos imponemos nuestros propios estándares inalcanzables.
El año pasado me propuse publicar diariamente en Instagram (porque así funciona mejor el algoritmo, porque otras cuentas parecidas a la mía hacen eso, porque si no publico todos los días me quedo atrás) y me agoté. Combinado con mi trabajo fuera de las redes, llegó Diciembre y mi cerebro me pidió vacaciones. Está bien, me dije. En Febrero arranco de nuevo. Y llegó febrero y mi cerebro no quería arrancar.
Nadie me exigía hacerlo más que yo. Nadie me comparaba con otros más que yo misma. Nadie me decía "che, tenés que publicar en Instagram". Pero la presión estaba igual.
La cuarentena me encontró a mitad de una mudanza bastante intensa. No sólo porque me iba lejos de mi pueblo y mi gente, sino porque también implicaba un cambio radical de estilo de vida (otra vez, autoimpuesto pero que significaba mucho para mí). Me propuse deshacerme de muchas cosas que ocupaban lugar pero no aportaban valor a mi vida y hace 2 meses que intento llevar un estilo más minimalista (no aplicable a artículos de librería).
Volver al ritmo
En este blog, hablo de cómo organizarse mejor para estudiar y no es que yo no ponga en práctica estas técnicas, sino que no las aplico a todos los aspectos de mi vida (y ciertamente no a mi Instagram).
Creo que volver al mismo ritmo del año pasado no sería imposible, requiere coordinación y esfuerzo. Pero tampoco siento que sea eso lo que quiero para esta etapa. Por lo cual me propuse otras metas a corto y largo plazo; y me lo voy a tomar con calma hasta que encuentre un nuevo ritmo que se ajuste a mis prioridades actuales.
¿Qué me enseñó la cuarentena sobre la motivación?
• Vos sos tu propia motivación, tu propio jefe, tu gran obstáculo y tu peor crítico
• La inspiración es un producto del esfuerzo y las ganas de crear algo
• La idea de productividad puede atentar contra nuestra motivación pero depende de nosotros convertirla en algo positivo
• Está bien tomarse un tiempo para reordenar tus prioridades
• Toda experiencia es una oportunidad de aprendizaje para la mejora
Esta entrada es quizá un poco distinta de lo que me gustaría publicar. Pero sentí que era necesario expresarme y compartir mi experiencia. Como dije al principio, quizá alguien se sienta identificado, quizá otros no. Pero uno nunca sabe.
Nos veremos en la próxima.




Comentarios